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Se nos termina el 2017

Ya hemos llegado a fin de año y eso nos indica que hemos pasado 17 o 18 años, si es que contamos el 2000, del nuevo siglo.

Este fin de año habrá muchos compatriotas que celebren las fiestas navideñas y de fin de año. Pero también habrá muchos que no podrán celebrarlas, porque ya no están en este mundo. Entre esos que no podrán celebrarlas hay personas de todas las edades. Son los que han sido asesinados por la delincuencia, que en nuestro país es dueña de la vida de los ciudadanos, mientras nuestra clase política se pelea, como si estuviesen en una pulpería del siglo XIX o en un bar, en donde se juntaban el malevaje pendenciero y el tango, en los principios del siglo XX.

Turistas, ancianos, policías y cualquier ciudadanos puede caer bajo las balas o atravesados por un arma blanca, para robarles o incluso porque al delincuente de turno le ha dado la gana. ¿Y que hace nuestra clase política? Pues simplemente pelearse por tener la manija del poder. Me da lo mismo el color partidario de nuestros políticos, incluso estoy dispuesto a no culpar a los que gobernaron legal o ilegalmente en el siglo XX. Centrémonos en los de este nuevo siglo. Llevamos ya 17 o 18 años de este siglo y ¿qué han hecho todos los que pasaron por la Rosada?

Francamente no sé si habrán hecho algo, pero no se nota. Seguimos en el tercer mundo. No nos da pelota nadie. Nuestro nivel cultural es desastroso, solo hay que fijarse en algunos de nuestros diputados, que no saben comportarse como lo haría un demócrata de verdad. Seguimos con villas miseria, aunque ahora les hayan cambiado el nombre, pero el resultado es que la gente no puede tener un sueldo y un trabajo digno, para poder comprarse una vivienda en donde les de la gana. Seguimos con subsidios, eso significa caridad, pagada con impuestos que cada vez deberán ser mayores y eso hará que cada vez los sueldos cubran menos necesidades y obliguen a más ciudadanos a terminar viviendo de la caridad del subsidio.

Hace poco hemos perdido un submarino y en él iban 44 argentinos, que no festejarán las fiestas de fin de año y tampoco lo harán sus familiares.

Alguno de los políticos de estos últimos 17 años se ha preguntado, para qué queremos unos submarinos obsoletos, que en caso de guerra no nos servirían para nada. Vale más invertir en nuevas tecnologías defensivas, que sean eficientes, aunque sean pocas, que tener un ejército con chatarra comprada de segunda mano o reparada de dudosa forma.

En vez de subsidios invirtamos en fábricas, astilleros y en desarrollar nuestra propia tecnología. Eso creará empleos y los ciudadanos podrán vivir de su trabajo y no de la caridad del Estado.

Francamente han pasado 17 años y no entiendo que haya políticos que estén orgullosos de lo que han hecho. ¡Seguimos en el tercer mundo! ¡¿No se han enterado todavía?!

El otro día vi y escuché en los noticieros el lío que se armó en el Congreso de los diputados. Nuestras peleas de conventillo o de guapos del novecientos, volvieron al siglo XXI. Mi pregunta es: ¿nuestros políticos son demócratas? La democracia es defender tus ideas con ideas y no con golpes o insultos. Quien golpea o insulta en realidad lo que está demostrando es que teme a sus adversarios. Lo que hay que hacer es votar. La labor del parlamento no es agarrarse a trompadas. En democracia, si el gobierno lo hace mal, el pueblo es el que tiene la última palabra. Nosotros castigaremos negando el voto, a quienes nos han engañado. Los demócratas que terminan en la oposición, después de haber gobernado, es porque lo han hecho mal para la mayoría del pueblo.  Un verdadero demócrata, al día siguiente de perder las elecciones, debería darse cuenta que solo ha gobernado bien para una minoría y por eso ha perdido.

Pero con insultos, peleítas y bravuconadas no se arreglan las cosas. Los diputados y las diputadas de un parlamento son el ejemplo para los ciudadanos. Todos los niños y jóvenes que han visto eso, creerán que así debe comportarse un demócrata. Pero eso no es así. Así se comporta un parlamentario que le falta educación y talante democrático. El tercer mundo está lleno de parlamentarios de ese estilo y por eso sus países siguen y seguirán en el tercer mundo.

Dentro de poco comenzaremos un nuevo año. Esperemos que la clase política argentina recapacite y la oposición trate de mejorar las leyes y no de entorpecer el avance de un gobierno legítimo. Los de la contra no deben preocuparse si el gobierno lo hace mal. Tengan seguro que los del pueblo los castigaremos, negándoles el voto. Pero si el pueblo ve que la oposición no deja gobernar, entonces el castigo será para la oposición. Al fin los militares se han quedado en los cuarteles. Ahora necesitamos demócratas gobernando, con inteligencia y educación. ¡Hay que dar ejemplo! ¡Felices fiestas y feliz 2018! Un saludo.

Carlos Ochoa Blanco

Colaborador Revista Argentinos.es

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