El título responde a una frase que le dice Alfredo a Totó en la genial película ‘Cinema paradiso’ cuando este último se marcha a Roma para cumplir su sueño de dedicarse al cine. Recordé la frase este verano al observar al chico encargado de darnos el gel para las manos, y así entrar en la piscina...
No somos infalibles, sino un milagro en constante equilibrio
¿Seremos los mismos después del confinamiento? ¿Qué nos dejará de nuevo y de bueno toda esta tragedia que ha sacudido nuestras vidas como un tsunami?
hace 8 meses