Presentada la nueva temporada de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid ya sabemos que, una vez más, llegan a la capital de España obras que tienen mucho éxito en Buenos Aires o de creadores y artistas que cosechan seguidores a una y otra orilla del Atlántico.
La máquina de Turing, del 22 de octubre al 15 de noviembre
El primer montaje que podrá verse es el de ya un habitual director argentino desde hace años presente en la escena española. Se trata de Claudio Tolcachir y su montaje La máquina de Turing. Inspirado en Breaking The Code, de Hugh Whitemore, y basada en Alan Turing: The Enigma, de Andrew Hodges, es la historia del genio que inventó Una máquina pensante, auténtica génesis de la inteligencia artificial y las computadoras. Un hombre incomprendido y condenado por homosexualidad en la Inglaterra de la década del 50.
El equilibrista, del 3 al 8 de noviembre
La gran novedad de esta temporada es el estreno en España del unipersonal escrito y protagonizado por Mauricio Dayub, un ejercicio de vuelta a la infancia con El equilibrista.
Dice su creador que El equilibrista es la historia que cada uno de nosotros podría contar si pudiera volver a ser niño. “El espectáculo habla de la juventud y de la finitud de la vida. De los lazos familiares y de lo que nos lega la sangre. Pero fundamentalmente, del ímpetu con el que hay que vivir el presente. Produce una fuerte conmoción en el espectador, sin decir, sin contar, sino haciéndonos imaginar. Mostrando una parte para hacer sentir el todo. Aludiendo metafóricamente logra hacer reír y llorar al mismo tiempo”.
Volar es humano, aterrizar es divino, del 5 y el 8 de noviembre
Por último, el argentino Enrique Piñeyro repite en los Teatros del Canal con Volar es humano, aterrizar es divino, uno de los grandes éxitos del Teatro Maipo de la calle Corrientes de Buenos Aires.
La obra recrea un vuelo de Avianca durante su aterrizaje en Nueva York. A partir de aquí, y gracias a su experiencia como comandante de línea aérea, su formación de médico y sus observaciones sobre los errores humanos, descubre los fallos habituales en la comunicación diaria y los contrapone a la comunicación aeronáutica. Para ello, toma ejemplos de la publicidad, la política, la educación, la justicia y la salud.
La puesta en escena logra una fusión perfecta entre el cine, el teatro y el monólogo de humor. El autor sorprende con su ironía y convierte este original espectáculo en un nuevo género que alterna sin pausa entre la risa y la reflexión.
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